septiembre 08, 2009

Todo por la pasta.



Una de las bases mas económicas para una buena comida es la pasta, en cualquier forma. De entrada tenemos dos tipos de pasta. La fresca, la que se puede hacer en casa con harina de primera calidad , agua, sal y se le puede añadir huevo . La otra es la que consumimos mas comúnmente, la pasta seca, que encontráis en los súpers cercanos y que pueden tener precios muy dispares. Desde las italianas artesanales acreditadas como Latini hasta las modestas y mas que decentes Romero, de Daroca en Zaragoza. La formas son inimaginables. Usar unas u otras es muy personal y depende de lo que queramos obtener con la pasta, pero el que os escribe utiliza habitualmente las italianas Barilla, relativamente fáciles de encontrar y a precios que se escapan poco mas allá del euro el medio kilo. Con eso comen cuatro personas.
Pocas explicaciones hacen falta para la cocción. Litro de agua por cien gramos, sal, unas gotas de aceite de oliva y a hervir el tiempo recomendado. Hay que ser muy precisos si os gustan al dente. Hay una formula italiana casera que funciona a la perfección pera saber si pasta está a punto. Cogéis, por ejemplo, un spaghetti en pleno hervor y lo lanzáis a la pared de la cocina. Si que queda pegado, ya podéis apagar el fuego, escurrir y engullir.
Y a partir de aquí el campo es amplio, da para todo tipo de mezclas, desde la mas sencilla de mantequilla, pimienta y parmesano, hasta los venecianos "alla vongole" o con tinta de sepia. La pasta, como el arroz, realiza maridajes increíbles. Son esponjas del sabor que les acompaña. Sobre el valor nutricional: el 67% de la pasta son hidratos de carbono. El 33% restante son proteínas, grasas y fibra.
Los hidratos de carbono son el combustible principal de las células que son las que proporcionan energía a todo el organismo. Es por eso que los deportistas profesionales consumen pasta en cantidades industriales. Ahora bien, una vez escuché un ciclista profesional, ya retirado, que dijo en una mesa redonda que "si alguien cree que con un plato de macarrones subimos al Tourmalet, está plenamente equivocado." Ahí se consumen otras sustancias no siempre alimenticias y que provocan primeras paginas de periódicos no precisamente por haber realizado una bacanal.
No me sorprende, dado la benignidad de la pasta, que haya aparecido, incluso, una religión basada en ese producto excelso, el Pastafarismo, como reacción festiva a las teorías creacionistas de algunos neocons norteamericanos.

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